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¿Quién juega a ser Princesa?

“Te preparas para la gran fiesta.  Después de pasar unas horas peinándote tu larga melena. Hoy te ha quedado especialmente liso, con volumen, pero liso. Después está el vestido. Sí, ese, ese es el vestido perfecto. El vestido que te hace sentir tan guapa. Das una vuelta, te ves en el espejo, sonríes y piensas: “sí, esta es mi gran noche”. Un poco de música nunca viene mal para ambientarse, ¿no crees? Bailas sin parar de mirarte en el espejo. Realmente te sientes guapa. Llegó la hora de dar un poco de color a tu cara. Coges la brocha, con mucho cuidado das pinceladas. No te das cuenta pero cuando te maquillas haces una mueca con la boca. Me encanta que seas tan natural, sin reparos ni vergüenzas. Una sombra discreta en los ojos y llegó la hora del pintalabios pero antes… “¡Esta canción me encanta! “Cause it’s a beautiful night…” “ Entonces coges tu pintalabios rojo, sí, rojo pasión.  Pintas delicadamente el labio inferior y seguidamente los juntas y ya lo tienes. Preparada para una noche preciosa. Te das una vuelta y otra más. Sólo faltan tus zapatos. Mientras te pones el zapato izquierdo crees por un momento que eres Cenicienta. Esta noche jugaremos a ser princesas pero a ti no te hace falta soñar con ser ella, tú eres una princesa ya. Cenicienta tiene sus zapatos de cristal, Blancanieves tiene su manzana envenenada, Aurora, la Bella Durmiente, tiene su profundo sueño producido por una aguja… Y así muchas más. ¿Y tú? ¿Tú qué tienes? Tú tienes un botón rojo que siempre te acompaña.”

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En un beso infinito más uno.

Ella caminaba sin destino fijo por esa fría ciudad. Enfundada en ese abrigo amarillo, con esos guantes que aunque pequeños son justo de su tamaño y él, en su mente, claro. Mordisquea el cable de los cascos, mira la hora y parece que no pasa el tiempo. Paseos en soledad, sintiéndolo aunque lejos. Aunque efímero fue intenso, esporádico, sin sentido, sincero. Ella, no sabía mucho de matemáticas, tanto que sin mesura amó hasta quedarse sin reservas porque él dijo: "Yo te quiero hasta infinito más uno ¿tú? ¿Cuánto me quieres a mí?" . Pero nunca llegó a tanto, ni ella ni nadie.   Tantas hipótesis que nunca llegaron a ser investigadas, se quedaron en eso... En "y si..", en ayer.

In-felicidad

"Apoyarme en tu pecho, quedarme dormida leyendo un cuento. Oler tu perfume día tras día. Sentir tus suaves manos por mi espalda. Mirarte a los ojos y ver reflejada la felicidad. Costumbres que son difíciles de quitar..."

Días.

Pasan y pasan los días y ahí está ella sentada en aquel sillón que una vez significó tanto. Aquella butaca en la que se fugaron tantos suspiros de amor, tantos que en esa habitación apenas quedaba aire para respirar. Fue por esta razón que todo lo que con tanta delicadeza habían creado los dos se fue, se fue con el cantar de los pájaros dejando una fría mañana de invierno que dudaría hasta el día de hoy. Después de tanto tiempo ya tenía los ojos secos de todas las lágrimas que había derramado, de tantos llantos incontrolados, de tanta vida perdida sin motivo aparente. Pero es ahí cuando ella se da cuenta de lo que realmente significa vivir, de lo que no está ganando por estar lamentándose. ¡Es una idiotez! Abrir los ojos y ver un mundo diferente, lleno de luz y alejado de tanta oscuridad a la que estaba acostumbrada. Alzar la cabeza y darte cuenta de todo lo que te queda por hacer. Un impulso de felicidad hace que su cuerpo parezca que se eleva pero de repente, todo vuelve atrás. La...