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Mientras desayuno

Ver antes Mientras duermes
Me he ido y parece que tú sigues ahí, haciendo con que duermes. Mientras desayuno, sola, en este bar en el que un día te vi por primera vez se me hace eterno este café. Me gustaría contarte que tal me fue ayer con aquel trabajo tan importante que tenía entre manos, decirte que todo salió bien y que me cogieron. Desde que todo se volvió negro voy cargada con una libreta, ahí anoto todo lo que quiero decirte y como ves, no puedo.
Estoy tan centrada mirando los círculos que hace la cuchara en mi taza de café, "si la suelto quizás se hunda", pienso. Estoy tan concentrada que pasas delante de mí y ni siquiera te veo. Pides tu café, largo de café todo lo contrario al mío. Será verdad que los polos opuestos se atraen, atraían. Pero yo sigo a lo mío, sin percatarme de que estás ahí a unos centímetros de mí.
Desaparezco entre la espuma del café y de repente siento un plato en mi mesa. El camarero ha traído un plato, como aquella primera vez, un croissant recién hecho. Alzo la vista al escuchar una voz conocida y tanto que es conocida, eres TÚ. Giro el plato y escrito en sirope pone: ¿Recuerdas?. Y claro que recuerdo cada una de las cosas que hicieron que ese día me enamorase de ti, de ese primer y dulce beso bañado en chocolate, de aquellos paseos bajo la lluvia en los que nos perdíamos.
Te sientas en esa silla, y nos miramos y esta vez no como esta mañana. Alguna que otra lágrima cae por mis mejillas, soy una llorona lo sé, pero a él le encanta. Y como aquella vez, unto tus labios de chocolate y nos fundimos en el más dulce beso de todos.

Con la colaboración de la dulce Natalia

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