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Una chica normal con un botón rojo.

Soy un pequeño desastre, llena de incoherencias y de sin sentidos. Soy bastante tímida y callada, al principio, dame confianza y no callaré. Otras veces cuando tengo que hablar y decir las cosas como son, esas palabras no salen o salen de malas maneras como suele suceder.
Me gustan las ñoñerías y las películas de llorar (y al contrario me gustan las de intriga, las policíacas, las de suspense y demás...). También me gusta estudiar, leer libros de Estadística/Matemáticas, me gusta tenerlo todo en orden (los apuntes y demás, mi vida es un desorden monumental), en ese aspecto soy demasiado perfeccionista y con los años peor. Llego a dar miedo.
No me considero una top-model, si no todo lo contrario, simplemente pienso que soy una chica normal que siempre va con un botón rojo a cuestas.
Creo que las cosas que nos pasan en la vida, las cosas serias, son las que marcan nuestro comportamiento. Demasiadas veces soy seria, quizás demasiado, me aburro con facilidad con la gente de mi edad. Me gusta salir, ¡cómo no!, con mis amigos, (Los adoro por encima de todas las cosas) pero sí es cierto que hay veces que prefiero quedarme en casa jugando a algo con mi familia o simplemente leyendo, viendo una película o cosas por el estilo.

Ahora, ¿a qué viene esta entrada? Pues que he escuchado esta canción del sueño de morfeo. Esta semana estoy así como rarina y no me apetece pensar mucho.
Espero que paséis un buen fin de semana y os dejo que debo hacer ejercicios de Contabilidad Financiera.

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En un beso infinito más uno.

Ella caminaba sin destino fijo por esa fría ciudad. Enfundada en ese abrigo amarillo, con esos guantes que aunque pequeños son justo de su tamaño y él, en su mente, claro. Mordisquea el cable de los cascos, mira la hora y parece que no pasa el tiempo. Paseos en soledad, sintiéndolo aunque lejos. Aunque efímero fue intenso, esporádico, sin sentido, sincero. Ella, no sabía mucho de matemáticas, tanto que sin mesura amó hasta quedarse sin reservas porque él dijo: "Yo te quiero hasta infinito más uno ¿tú? ¿Cuánto me quieres a mí?" . Pero nunca llegó a tanto, ni ella ni nadie.   Tantas hipótesis que nunca llegaron a ser investigadas, se quedaron en eso... En "y si..", en ayer.

In-felicidad

"Apoyarme en tu pecho, quedarme dormida leyendo un cuento. Oler tu perfume día tras día. Sentir tus suaves manos por mi espalda. Mirarte a los ojos y ver reflejada la felicidad. Costumbres que son difíciles de quitar..."

Días.

Pasan y pasan los días y ahí está ella sentada en aquel sillón que una vez significó tanto. Aquella butaca en la que se fugaron tantos suspiros de amor, tantos que en esa habitación apenas quedaba aire para respirar. Fue por esta razón que todo lo que con tanta delicadeza habían creado los dos se fue, se fue con el cantar de los pájaros dejando una fría mañana de invierno que dudaría hasta el día de hoy. Después de tanto tiempo ya tenía los ojos secos de todas las lágrimas que había derramado, de tantos llantos incontrolados, de tanta vida perdida sin motivo aparente. Pero es ahí cuando ella se da cuenta de lo que realmente significa vivir, de lo que no está ganando por estar lamentándose. ¡Es una idiotez! Abrir los ojos y ver un mundo diferente, lleno de luz y alejado de tanta oscuridad a la que estaba acostumbrada. Alzar la cabeza y darte cuenta de todo lo que te queda por hacer. Un impulso de felicidad hace que su cuerpo parezca que se eleva pero de repente, todo vuelve atrás. La...