¿Qué ocurre cuando tienes ganas de llorar y ya no quedan más lágrimas que derramar? Entonces, es la hora de replantearse las cosas. Has estado vivo todo este tiempo en mis recuerdos, es el momento de olvidar y seguir adelante. Siempre hay dos opciones: PRIMERA marcharte, abandonar todo lo que te rodea, zanjar con tu vida y empezar una nueva, sin un tú, sin un yo, sin un nadie. Esa puede ser la opción más fácil, quizás la que elijas pero la que más dolor te dejará. Créeme, sé de lo que te hablo. También existe otra opción, la más coherente, la más difícil de escoger. Aceptar que ha pasado, asimilar tu nueva pero antigua vida y caminar con la cabeza bien alta. Jamás olvides quién eres, quién ha sido. No tienes por qué, recuérdalo. Tal y cómo yo lo veo, debes aprender. Querer es poder, tú podrás amar es vivir y tú... Tú aún estás viva, es decir, todavía amas lo que nos lleva a que si quieres estarás dispuesto a escoger la opción correcta.
Ella caminaba sin destino fijo por esa fría ciudad. Enfundada en ese abrigo amarillo, con esos guantes que aunque pequeños son justo de su tamaño y él, en su mente, claro. Mordisquea el cable de los cascos, mira la hora y parece que no pasa el tiempo. Paseos en soledad, sintiéndolo aunque lejos. Aunque efímero fue intenso, esporádico, sin sentido, sincero. Ella, no sabía mucho de matemáticas, tanto que sin mesura amó hasta quedarse sin reservas porque él dijo: "Yo te quiero hasta infinito más uno ¿tú? ¿Cuánto me quieres a mí?" . Pero nunca llegó a tanto, ni ella ni nadie. Tantas hipótesis que nunca llegaron a ser investigadas, se quedaron en eso... En "y si..", en ayer.