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"ESMAIL"

"Desde mi ventana te veo marcha, desde mi ventana veo resurgir, volver a aparecer sentimientos encontrados. Es una tarde gris, comienza a llover afuera con cierto ritmo triste al unísono que en mi lastimado corazón. Una canción de amor no deja de sonar en mi cabeza la cual hace moverse involuntariamente mi pierna derecha, siente el ritmo al mismo tiempo que miro de nuevo por esta triste viñeta. Las rejas que rodean mi ventana me hacen sentir en una cárcel, a lo lejos aún diviso tu silueta marchar. Bajo de mi diván, me alejo de este melancólico paisaje. Me apresuro a coger mi portátil, una vez que estoy recostada en la cama. Miro el correo por si el destino quiso que te arrepintieras, pero es un intento vano. No dudan mis ojos en lanzar ciertas lágrimas al aire."
Siempre canciones tristes, siempre ves el relámpago caer en las tormentas pero nunca ves la calma tras ella. Dejar de ver películas en blanco y negro en la que los personajes no tienen voz para decir "Te quiero". Sin embargo piensas "incluso en las películas en las que no se habla, tienen su maravilloso cartel en el que escriben esa y muchas más frases, como Fin..." tienes que despertar, sacar los pájaros de la cabeza y retomar tu camino. Hoy, creo que puede ser un buen día. Esa es la actitud, pequeña.  



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En un beso infinito más uno.

Ella caminaba sin destino fijo por esa fría ciudad. Enfundada en ese abrigo amarillo, con esos guantes que aunque pequeños son justo de su tamaño y él, en su mente, claro. Mordisquea el cable de los cascos, mira la hora y parece que no pasa el tiempo. Paseos en soledad, sintiéndolo aunque lejos. Aunque efímero fue intenso, esporádico, sin sentido, sincero. Ella, no sabía mucho de matemáticas, tanto que sin mesura amó hasta quedarse sin reservas porque él dijo: "Yo te quiero hasta infinito más uno ¿tú? ¿Cuánto me quieres a mí?" . Pero nunca llegó a tanto, ni ella ni nadie.   Tantas hipótesis que nunca llegaron a ser investigadas, se quedaron en eso... En "y si..", en ayer.

Días.

Pasan y pasan los días y ahí está ella sentada en aquel sillón que una vez significó tanto. Aquella butaca en la que se fugaron tantos suspiros de amor, tantos que en esa habitación apenas quedaba aire para respirar. Fue por esta razón que todo lo que con tanta delicadeza habían creado los dos se fue, se fue con el cantar de los pájaros dejando una fría mañana de invierno que dudaría hasta el día de hoy. Después de tanto tiempo ya tenía los ojos secos de todas las lágrimas que había derramado, de tantos llantos incontrolados, de tanta vida perdida sin motivo aparente. Pero es ahí cuando ella se da cuenta de lo que realmente significa vivir, de lo que no está ganando por estar lamentándose. ¡Es una idiotez! Abrir los ojos y ver un mundo diferente, lleno de luz y alejado de tanta oscuridad a la que estaba acostumbrada. Alzar la cabeza y darte cuenta de todo lo que te queda por hacer. Un impulso de felicidad hace que su cuerpo parezca que se eleva pero de repente, todo vuelve atrás. La...

Un incendio en su interior

Una noche gris llena de dudas, de incomprensión... No era muy tarde cuando sus ojos verdes comenzaron a llorar. Se sentía sola, por un momento logró comprenderlo pero, al segundo, llegó la primera lágrima, la segunda pero no la última... Ella miraba esa taza de té caliente que tenía entre sus pequeñas manos, esperaba una respuesta que nunca llegaba. Todo encajaba a la perfección. Las personas son complejas, pero más lo es, todo lo que concierne a las relaciones entre ellas. Cuando esa chispa se agota... Cuando esa chispa se agota no queda nada. Nada más que lamentar no haberlo vivido con más intensidad. Sólo queda el resentimiento y las preguntas sin respuestas. El té mágico con sus vapores hace que las lágrimas vayan cesando. Ella le echa de menos, no puede evitarlo pero... ¿Donde quedó esa chispa? Se apagó el incendio que hace un tiempo se inició en su interior.