"Desde mi ventana te veo marcha, desde mi ventana veo resurgir, volver a aparecer sentimientos encontrados. Es una tarde gris, comienza a llover afuera con cierto ritmo triste al unísono que en mi lastimado corazón. Una canción de amor no deja de sonar en mi cabeza la cual hace moverse involuntariamente mi pierna derecha, siente el ritmo al mismo tiempo que miro de nuevo por esta triste viñeta. Las rejas que rodean mi ventana me hacen sentir en una cárcel, a lo lejos aún diviso tu silueta marchar. Bajo de mi diván, me alejo de este melancólico paisaje. Me apresuro a coger mi portátil, una vez que estoy recostada en la cama. Miro el correo por si el destino quiso que te arrepintieras, pero es un intento vano. No dudan mis ojos en lanzar ciertas lágrimas al aire."Siempre canciones tristes, siempre ves el relámpago caer en las tormentas pero nunca ves la calma tras ella. Dejar de ver películas en blanco y negro en la que los personajes no tienen voz para decir "Te quiero". Sin embargo piensas "incluso en las películas en las que no se habla, tienen su maravilloso cartel en el que escriben esa y muchas más frases, como Fin..." tienes que despertar, sacar los pájaros de la cabeza y retomar tu camino. Hoy, creo que puede ser un buen día. Esa es la actitud, pequeña.
Ella caminaba sin destino fijo por esa fría ciudad. Enfundada en ese abrigo amarillo, con esos guantes que aunque pequeños son justo de su tamaño y él, en su mente, claro. Mordisquea el cable de los cascos, mira la hora y parece que no pasa el tiempo. Paseos en soledad, sintiéndolo aunque lejos. Aunque efímero fue intenso, esporádico, sin sentido, sincero. Ella, no sabía mucho de matemáticas, tanto que sin mesura amó hasta quedarse sin reservas porque él dijo: "Yo te quiero hasta infinito más uno ¿tú? ¿Cuánto me quieres a mí?" . Pero nunca llegó a tanto, ni ella ni nadie. Tantas hipótesis que nunca llegaron a ser investigadas, se quedaron en eso... En "y si..", en ayer.