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Mostrando entradas de noviembre, 2013

Nada más

Fuiste tú. Nadie más. Lo puedo jurar. Nunca jamás . Tu paraguas unió lo que nadie,  nunca jamás , había conseguido. La razón con el corazón. Y qué buena pareja hacen, los dos caminan ahora de la mano. Eres tú, el que me despierta cada mañana con una sonrisa dibujada en la cara. Eres tú, nadie más.

Gaviotas

Mi pequeño cajón desastre llamado cabeza. A veces colocar tanto desorden da tanta pereza. Miles de pájaros vuelan alrededor. Cientos de mariposas se revolucionan en mi estómago al escuchar tu voz.

Otoño

Como esa primera hoja que cae, incapaz de esperar al invierno. Como ese charco que nadie pisa, que todos esquivan. Como esta estación del año que nadie quiere, otoño. Nadie quiere tardes perdidas en el sofá, nadie quiere días lluviosos que parecen noches. Nadie menos yo. Otoño, yo si te quiero.

Detrás de las gafas

Ha nevado en la ciudad y todos salen a tirarse en la nieve. Como locos, como si no quedasen días de invierno. Miro desde la ventana, con una taza de café en la mano y envuelta en una manta polar. Observo a los niños tirar bolas de nieve, a dos enamorados escribir su nombre y dibujar al lado un corazón. Sonrío al verlo, miro al interior y te veo a ti, escondido tras esas gafas grises. Concentrado en tu trabajo te estás perdiendo el mayor acontecimiento de la temporada. Concentrado en tu trabajo te estás perdiendo los mejores momentos de nuestras vidas.

Nada es lo que parece

Déjame.  Sal de mi mente al menos un par de días. Déjame descansar.  Me despierto y ya estás ahí, con tu sonrisa de buenos días. Miro hacia otro lado pero me persigue por todos los rincones de esta habitación. Mientras me lavo los dientes siento tus manos por mi espalda dibujar un corazón. Un dulce beso en mi nuca desnuda remata la mañana. Bajo la cabeza para aclararme . Al volver a casa, suelto las cosas en la entrada. Mis ganas de hacer algo productivo se quedaron por el camino, pero ahí estás tú. Sentado en el sofá, esperándome con una taza de chocolate caliente en la mano. Cada día me asombra más lo poco que me conoces. Me siento en el borde del sofá, te doy un beso y me voy a dormir. A dormir a las siete de la tarde.  Lo que más me duele de todo esto es no poder quererte ni la mitad de lo que tú me quieres a mí.  Mañana será otro día, otro amanecer en tus brazos.Otro día perdida en este laberinto sin salida.

Me.

Crée me cuando digo que eres tú mi sueño y a la vez mi castigo. Quiére me cuando te digo que no voy a alejarme jamás. Bésa me sin pensar, sin saber que será el último beso.

Porque no.

Todo le recuerda a él, hasta el más insignificante rayo de luz que se cuela a primera hora de la mañana.  Todo. Son tan frías las miradas, son tan crueles los recuerdos. Esa foto en sus manos empapada en lágrimas, cada vez que recuerda su última frase: " no podemos estar juntos, es mejor que esto termine o acabaré haciéndote daño ". Todo.  Cuando las lágrimas se convirtieron en las protagonistas de su vida, decidió tomar las riendas la razón. Ésta, tan fuerte y a la vez tan digna, quiso hacer una lista con sus prioridades para salir de este valle.  En primer lugar pensó: "Debe sonreír más". Pero más tarde se dio cuenta de lo difícil que resultaba.  En segundo lugar creyó tener la solución: "Hoy vamos a hacer las cosas porque no". Y el rostro de la Chica del Botó Rojo cambió de asombro. Nunca se había parado a pensar en hacer las cosas porque no. Siempre había asentido y sonreído, pero esta vez haría las cosas porque no. La razón comenzó ...

Aunque intentes negarlo

Nunca dije que esto fuese fácil, princesa. Nadie dijo que serías feliz a la primera. ¿Lo quieres? ¡Inténtalo! ¿Lo conseguiste? Sin duda, no lo voy a negar. Lo único que tenemos claro tú y yo es que "a cabezona no te gana nadie..." Esa sonrisa, aunque intentes ocultarla, delata cada segundo que piensas en él. Esos ojos iluminados, aunque intentes negarlo, estás enamorada. Aunque la razón y el corazón estén reñidos, lo sabes, deja de perderte en tus sueños y vive ese sueño que te he regalado. Ese que llaman realidad. Aunque intentes ocultarlo. Aunque intentes negarlo, todos lo sabemos,  todos menos tú..

Verano finito

¿Quién es el culpable de esta media sonrisa? A veces, cuando menos lo esperas aparece esa persona que tanto buscabas. Justo cuando brillas más que nunca, sin saberlo. Lucía un bonito vestido, una noche estrellada, todo de película menos él, claro, que aún no había aparecido. Visto lo de siempre, dos hombres y medio, bastaron dos segundos para que sus miradas se cruzasen. Sirvieron tres minutos para que sus manos siguieran su destino y se entrelazasen. Sólo eso bastó. Apareció entonces y la Chica del Botón rojo se contagió de su alegría, su entusiasmo y sobre todo, su preciosa sonrisa. Río arriba, río abajo pasaban sus tardes de calor. Ella tumbada sobre la barca, él fingiendo saber pescar. Observado por el sol, envidioso él de no poder tocarla hizo desaparecer al chico de la sonrisa permanente. Sólo bastó un deseo y de sus vidas se borró, al igual que la sonrisa que iluminó todo el verano su rostro. Ahora que el sol se escondió, ahora que llegó el otoño, el chico de la sonr...

Sonríe

Se acerca esa fecha, se estremecen mis dedos al escribir esta estrofa. Tiemblan mis piernas, mis ojos se iluminan. Se acerca un recuerdo, media sonrisa y dos lágrimas de alegría. La historia de cómo nos conocimos es idílica, demasiado buena para ser contada. Todos querrían copiarla. Los besos imposibles, de película de domingo por la noche. Las caricias tan improvisadas y a la vez tan perfectas. Él, no viste de azul ni tiene el pelo rubio, no es perfecto pero hace que mis días si lo sean. Sus buenos días todas las mañanas, su beso de buenas noches al llegar a casa. Todas las cartas escritas a mano, todas y cada una de las flores que arranca de su jardín. Cuando llegaste a mí, pensé: ¡demasiado bonito para ser cierto! Pero lo es. Es mi historia, perdón, nuestra historia.

Y si no se da el caso...

Sin quererlo, el primer pie en pisar el suelo hoy fue el izquierdo. Das el último trago al café con tal mala suerte que se derrama en la mesa. Desesperación. Ya una vez en la calle, abres el paraguas y lo que era de esperar, el viento hizo presencia. Combinación perfecta, lluvia y aire. Miras al infinito, hoy no es tu día. Hoy te levantaste con el pie izquierdo. Te lamentas por el camino, sin darte cuenta avanzas hablando sola, maldiciendo al viento, a la lluvia, a ti misma por haber salido de casa. Calada llegas al trabajo y de vuelta a casa, más de lo mismo. Otro día más, nadie para ofrecerte una manta y un chocolate caliente al llegar a casa. Lo mejor del otoño es tener alguien con quien compartirlo. Pero, ¿y si no se da el caso? ¿Qué es lo mejor del otoño? ¿La fría soledad? ¿ los paraguas rotos?

Estadística.

Noviembre es sinónimo de Salamanca. Noviembre es recordar, reír, disfrutar pero sin duda es  ESTADÍSTICA PURA . San Alberto, cada vez más cerca. Salamanca, te quiero.

Las prisas no se olvidan

Las casualidades no existen. Eso lo sabe bien ella, La Chica del Botón Rojo. Se cruzaron por casualidad, en una de esas tardes frías en las que nadie sale a la calle. Nadie, salvo ellos. Por algo un día creyeron ser el uno para el otro "medias mandarinas". Él iba con prisas, su enorme abrigo gris.  Ella, su abrigo rojo, su bufanda verde y su paraguas a conjunto, siempre.  Levantaron las cabezas a la vez, justo para cruzar sus miradas. Él sonrió, las prisas se olvidaron y se acercó lo más rápido (y sutil) que pudo hacia ella. Pero algo cambió esta vez, ella sonrió cortés, dio un sorbo a su café y dijo: tengo prisa, lleg (as) o tarde. 

Porqué

Perderme en el tiempo. Creer volar. Observar desde lejos el rastro que dejaron tus pisadas. Retrasar mi vuelo hasta saber que tú estarás ahí para recogerme al caer. Quiero saber porqué, porqué tú conseguiste salir y yo sigo sin saber hacia dónde ir. Un día, una noche, una tarde... Miles de recuerdos que se pierden por el camino. El fin llegó, y tú te fuiste. Cosas simples, palabras sin sentido que guardan secretos.