Jugar a no ser nadie. Pasarte el día en la cama. Atrincherarte bajo la manta y crear un mundo irreal y a la vez perfecto.
Tomar el té con tus muñecos sentados alrededor de una mesita baja "¿Quiere más té señor Oso? ¿Está suficientemente dulce Señorita Marie?"
Es todo tan agradable en tu habitación, es tan grata la compañía de la soledad. Compaginar la rutina con estos momentos es imposible.
Después de toda una divertida mañana, vuelves a la cama y todo es calma. Es la hora perfecta para leer, sumergirte en otro maravilloso sueño, una historia sin fin.
En este cuento lleno de princesas y dragones siempre hay un salvador, un héroe que consigue apagar la tristeza de ella, de su querida amada.
Cierras el libro y ves atardecer. ¿Realmente cuántas horas has perdido aquí metida?
El tiempo dejó de marcar tu vida desde que él se fue.
Asomada a la ventana ves llover. Sentada en la repisa cuelgan tus pies, algunas gotas caen en tus dedos. Es agradable pero no más que tú. Desde la calle oigo un voz que dice: "Siempre nos quedará París, pequeña".
Tomar el té con tus muñecos sentados alrededor de una mesita baja "¿Quiere más té señor Oso? ¿Está suficientemente dulce Señorita Marie?"
Es todo tan agradable en tu habitación, es tan grata la compañía de la soledad. Compaginar la rutina con estos momentos es imposible.
Después de toda una divertida mañana, vuelves a la cama y todo es calma. Es la hora perfecta para leer, sumergirte en otro maravilloso sueño, una historia sin fin.
En este cuento lleno de princesas y dragones siempre hay un salvador, un héroe que consigue apagar la tristeza de ella, de su querida amada.
Cierras el libro y ves atardecer. ¿Realmente cuántas horas has perdido aquí metida?
El tiempo dejó de marcar tu vida desde que él se fue.
Asomada a la ventana ves llover. Sentada en la repisa cuelgan tus pies, algunas gotas caen en tus dedos. Es agradable pero no más que tú. Desde la calle oigo un voz que dice: "Siempre nos quedará París, pequeña".