Ir al contenido principal

Mudanzas (II)

Doy un sorbo largo de vino, aprieto en mi mano fuerte el botón rojo y tomo impulso. El primer intento en vano, me siento de nuevo. El segundo es el que me lleva a recoger lo último que me une a ti en esta casa pero no sin antes recordar lo que vivimos juntos.
Cojo el sombrero,  lo observo y me lo pongo. "¿Recuerdas aquel día de viento? Sí, aquel en el que te empeñaste en llevar sombrero sabiendo bien que saldría volando. Gracias a él nos conocimos. Gracias a que el viento hizo caer un sombrero en mis manos mientras, como de costumbre, caminaba cabizbaja. La sorpresa llegó cuando al alzar la vista vi los ojos que acompañaban a aquel sombrero. ¡Qué recuerdos...!"
Qué felices fuimos en ese momento y ahora... ¿Ahora qué nos queda? Vuelvo hacia la butaca, meto el sombrero en la caja y sirvo otra copa de vino. Aún queda tu bufanda de cuadros.

Entradas populares de este blog

En un beso infinito más uno.

Ella caminaba sin destino fijo por esa fría ciudad. Enfundada en ese abrigo amarillo, con esos guantes que aunque pequeños son justo de su tamaño y él, en su mente, claro. Mordisquea el cable de los cascos, mira la hora y parece que no pasa el tiempo. Paseos en soledad, sintiéndolo aunque lejos. Aunque efímero fue intenso, esporádico, sin sentido, sincero. Ella, no sabía mucho de matemáticas, tanto que sin mesura amó hasta quedarse sin reservas porque él dijo: "Yo te quiero hasta infinito más uno ¿tú? ¿Cuánto me quieres a mí?" . Pero nunca llegó a tanto, ni ella ni nadie.   Tantas hipótesis que nunca llegaron a ser investigadas, se quedaron en eso... En "y si..", en ayer.

Días.

Pasan y pasan los días y ahí está ella sentada en aquel sillón que una vez significó tanto. Aquella butaca en la que se fugaron tantos suspiros de amor, tantos que en esa habitación apenas quedaba aire para respirar. Fue por esta razón que todo lo que con tanta delicadeza habían creado los dos se fue, se fue con el cantar de los pájaros dejando una fría mañana de invierno que dudaría hasta el día de hoy. Después de tanto tiempo ya tenía los ojos secos de todas las lágrimas que había derramado, de tantos llantos incontrolados, de tanta vida perdida sin motivo aparente. Pero es ahí cuando ella se da cuenta de lo que realmente significa vivir, de lo que no está ganando por estar lamentándose. ¡Es una idiotez! Abrir los ojos y ver un mundo diferente, lleno de luz y alejado de tanta oscuridad a la que estaba acostumbrada. Alzar la cabeza y darte cuenta de todo lo que te queda por hacer. Un impulso de felicidad hace que su cuerpo parezca que se eleva pero de repente, todo vuelve atrás. La...

Un incendio en su interior

Una noche gris llena de dudas, de incomprensión... No era muy tarde cuando sus ojos verdes comenzaron a llorar. Se sentía sola, por un momento logró comprenderlo pero, al segundo, llegó la primera lágrima, la segunda pero no la última... Ella miraba esa taza de té caliente que tenía entre sus pequeñas manos, esperaba una respuesta que nunca llegaba. Todo encajaba a la perfección. Las personas son complejas, pero más lo es, todo lo que concierne a las relaciones entre ellas. Cuando esa chispa se agota... Cuando esa chispa se agota no queda nada. Nada más que lamentar no haberlo vivido con más intensidad. Sólo queda el resentimiento y las preguntas sin respuestas. El té mágico con sus vapores hace que las lágrimas vayan cesando. Ella le echa de menos, no puede evitarlo pero... ¿Donde quedó esa chispa? Se apagó el incendio que hace un tiempo se inició en su interior.