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¿Hay mayor placer?

"Dibujar corazones en ventanas, escuchar canciones en bucle y todo esto rodeada de cosas que me recuerdan a ti. Escribir en aquel libro de nuestras vidas.
El día de mañana podré volver a leer esas letras y perderme una y otra vez en nuestras historias, en tus besos de miel, en tus caricias robadas, en tus ojos... 
Mi pie derecho va a su ritmo, y marca el compás de tus pisadas.
"No tiene cabellera hermosa, no es un metrosexual de la prensa rosa..." Suena y bailas a la vez que cantas "Prefiero estar contigo y convertir todos los meses en Abril"
Últimamente no bajo de esta nube, ¿para qué? ¿Hay mayor placer? Los días que no está siempre estoy acompañada por él, por el Botón Rojo. Mi gran confidente, el que me da la fuerza para seguir adelante, para dar ese paso... 
Y así, desde entonces y hasta ahora, son mis días, mis tardes y mis noches. Rodeada de todo lo que me recuerda a ti, dibujando una sonrisa en mi botón rojo..."

Hacía mucho que no leía nada de este libro, el calor, las vacaciones y... Bueno él, el chico que me escribe cartas con un sello bastante extraño. ¿Habrá más cambios con la Chica del Botón Rojo? De momento yo tengo muchas cosas que contar. Seguiré leyendo las mil y una cartas que aparecen a diario en mi buzón tirada en el sofá y con una copa de vino a la mitad ¿Hay mayor placer?

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En un beso infinito más uno.

Ella caminaba sin destino fijo por esa fría ciudad. Enfundada en ese abrigo amarillo, con esos guantes que aunque pequeños son justo de su tamaño y él, en su mente, claro. Mordisquea el cable de los cascos, mira la hora y parece que no pasa el tiempo. Paseos en soledad, sintiéndolo aunque lejos. Aunque efímero fue intenso, esporádico, sin sentido, sincero. Ella, no sabía mucho de matemáticas, tanto que sin mesura amó hasta quedarse sin reservas porque él dijo: "Yo te quiero hasta infinito más uno ¿tú? ¿Cuánto me quieres a mí?" . Pero nunca llegó a tanto, ni ella ni nadie.   Tantas hipótesis que nunca llegaron a ser investigadas, se quedaron en eso... En "y si..", en ayer.

In-felicidad

"Apoyarme en tu pecho, quedarme dormida leyendo un cuento. Oler tu perfume día tras día. Sentir tus suaves manos por mi espalda. Mirarte a los ojos y ver reflejada la felicidad. Costumbres que son difíciles de quitar..."

Días.

Pasan y pasan los días y ahí está ella sentada en aquel sillón que una vez significó tanto. Aquella butaca en la que se fugaron tantos suspiros de amor, tantos que en esa habitación apenas quedaba aire para respirar. Fue por esta razón que todo lo que con tanta delicadeza habían creado los dos se fue, se fue con el cantar de los pájaros dejando una fría mañana de invierno que dudaría hasta el día de hoy. Después de tanto tiempo ya tenía los ojos secos de todas las lágrimas que había derramado, de tantos llantos incontrolados, de tanta vida perdida sin motivo aparente. Pero es ahí cuando ella se da cuenta de lo que realmente significa vivir, de lo que no está ganando por estar lamentándose. ¡Es una idiotez! Abrir los ojos y ver un mundo diferente, lleno de luz y alejado de tanta oscuridad a la que estaba acostumbrada. Alzar la cabeza y darte cuenta de todo lo que te queda por hacer. Un impulso de felicidad hace que su cuerpo parezca que se eleva pero de repente, todo vuelve atrás. La...