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Gris.

Esos días grises en los que es mejor no despertarse, ese día es hoy.
Si ya tenías bastante con tus problemas del momento, tus agobios de última hora, las canciones deprimente de la radio aparece él.
Claro, la gracia está en que no aparece solo, ellos dos caminan de la mano, sonrientes, construyendo un futuro juntos mientras tú te preparas para andar sola.
Será mejor comprar calzado cómodo pues no habrá nadie que te coja entre sus brazos cuando ya no puedas más. Será mejor irse acostumbrando, sí.
Demasiados libros, bastantes películas son las que he visto en las que la princesa encuentra a ese príncipe azul, en las que la chica de gafas, invisible a todos los demás encuentra a ese gran amor, el chico más guapo de todos. Es ahí cuando ves todos los finales felices, todas las sonrisas increíbles y piensas en Pocahontas. Así es como te sientes hoy, esa oportunidad de ser feliz se marchó hace bastante. Tu tren ya ha salido.
Una vez que entras en el coche, en este día gris miras por la ventana, pensativa. "Quizás en otra parte del mundo, quizás en otra ciudad de este pequeño país haya alguien que esté pensando lo mismo en este momento..." Y detrás de este razonamiento viene, lamentablemente, el siguiente "seguramente, sí. ¿Por qué no? Pero... ¿Qué más da si nunca podré conocerlo? ¿Para qué si no salgo de murallas de esta ciudad?"
Siempre es un error despertarse en días grises, siempre.

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En un beso infinito más uno.

Ella caminaba sin destino fijo por esa fría ciudad. Enfundada en ese abrigo amarillo, con esos guantes que aunque pequeños son justo de su tamaño y él, en su mente, claro. Mordisquea el cable de los cascos, mira la hora y parece que no pasa el tiempo. Paseos en soledad, sintiéndolo aunque lejos. Aunque efímero fue intenso, esporádico, sin sentido, sincero. Ella, no sabía mucho de matemáticas, tanto que sin mesura amó hasta quedarse sin reservas porque él dijo: "Yo te quiero hasta infinito más uno ¿tú? ¿Cuánto me quieres a mí?" . Pero nunca llegó a tanto, ni ella ni nadie.   Tantas hipótesis que nunca llegaron a ser investigadas, se quedaron en eso... En "y si..", en ayer.

In-felicidad

"Apoyarme en tu pecho, quedarme dormida leyendo un cuento. Oler tu perfume día tras día. Sentir tus suaves manos por mi espalda. Mirarte a los ojos y ver reflejada la felicidad. Costumbres que son difíciles de quitar..."

Días.

Pasan y pasan los días y ahí está ella sentada en aquel sillón que una vez significó tanto. Aquella butaca en la que se fugaron tantos suspiros de amor, tantos que en esa habitación apenas quedaba aire para respirar. Fue por esta razón que todo lo que con tanta delicadeza habían creado los dos se fue, se fue con el cantar de los pájaros dejando una fría mañana de invierno que dudaría hasta el día de hoy. Después de tanto tiempo ya tenía los ojos secos de todas las lágrimas que había derramado, de tantos llantos incontrolados, de tanta vida perdida sin motivo aparente. Pero es ahí cuando ella se da cuenta de lo que realmente significa vivir, de lo que no está ganando por estar lamentándose. ¡Es una idiotez! Abrir los ojos y ver un mundo diferente, lleno de luz y alejado de tanta oscuridad a la que estaba acostumbrada. Alzar la cabeza y darte cuenta de todo lo que te queda por hacer. Un impulso de felicidad hace que su cuerpo parezca que se eleva pero de repente, todo vuelve atrás. La...