Querido A,
Hoy te escribo, no por ser 28 ni por ser Junio, para recordarte lo mucho que te quiero, lo mucho que te echo en falta, lo mucho que aunque los días van pasando aún sigo esperando que entres por esa puerta.
Ciertas lágrimas caen por mis mejillas al escribir estas letras pero ahora, quizás en buena parte, son también de felicidad.
¿Quieres que te cuente todo lo que he aprendido este año? Si me das tu dirección, te envío todas esas cartas, que sin sello y sin remitente, están guardadas desde que te fuiste en un cajón.
Nadie dijo que esta relación fuese normal, fácil ni sencilla, pero ¿quién dijo miedo?
Hasta que todo esto pueda tener un final feliz y vuelvan tus brazos a estrujarme en un abrazo estaré escribiendo todos los días.
De nuevo, sólo quería recordarte lo mucho que te quiero, Abuelo.
Y siempre un... ¡Hasta luego!
Hoy te escribo, no por ser 28 ni por ser Junio, para recordarte lo mucho que te quiero, lo mucho que te echo en falta, lo mucho que aunque los días van pasando aún sigo esperando que entres por esa puerta.
Ciertas lágrimas caen por mis mejillas al escribir estas letras pero ahora, quizás en buena parte, son también de felicidad.
¿Quieres que te cuente todo lo que he aprendido este año? Si me das tu dirección, te envío todas esas cartas, que sin sello y sin remitente, están guardadas desde que te fuiste en un cajón.
Nadie dijo que esta relación fuese normal, fácil ni sencilla, pero ¿quién dijo miedo?
Hasta que todo esto pueda tener un final feliz y vuelvan tus brazos a estrujarme en un abrazo estaré escribiendo todos los días.
De nuevo, sólo quería recordarte lo mucho que te quiero, Abuelo.
Y siempre un... ¡Hasta luego!