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No hay mal que por bien no venga...

Un día precioso de verano y te despierta el canto de los pájaros. Ha sido una noche fresquita, como no se recuerdan muchas y es por eso que hoy te has arropado. Te levantas envuelta en esas sábanas que sueñas que un día sean de seda hasta entonces para ti lo son. Esa cancioncilla con la que te dormiste amanece contigo de nuevo... Parece que hoy será un buen día. Sentada en el bordillo de tu cama buscas el par que te falta de zapatillas. Siempre hay una que se pierde. Siempre hay una que queda sola. Una vez de pie miras tu cama vacía y no sabes por qué te viene una imagen a la cabeza. Un recuerdo invade tu cuerpo y te hace sentir miedo. Esa cama, esa cama una vez estuvo ocupada. Lo sabes, él te marcó tanto que incluso el día menos pensado se puede convertir en otro igual, idéntico... Bajas a desayunar y como siempre tu taza roja con lunares beige te espera, vacía. Un buen café y mientras tanto tu gato es el único compañero en esta pequeña cocina. Finalmente olvidaste fregar los platos ayer, tarea que tienes que hacer hoy. No es bueno quedarse hasta tarde leyendo. Lavas los platos y es entonces cuando decides retomar tu tarea de todos los días. Aislarte en la lectura, con suerte podrás olvidar y centrarte en ella, la Chica del Botón Rojo.
"Buenos días a todos mis pequeños amigos. He despertado debajo de un sauce llorón y no entiendo muy bien qué debo hacer ahora. Nadie entendería mi vuelta, mi vuelta sin nadie de la mano. Me levanto y cuando me dispongo a caminar encuentro una nota a mi lado. "Léeme." ¿Qué será? ¿Quién lo habrá dejado? Entonces leo:
"Querida Chica del Botón Rojo,
si me estás leyendo significa que de nuevo has tropezado con el amor. Tranquila es normal, ¿quién dijo que fuera fácil y sencilla la búsqueda? No pienses que es culpa tuya, simplemente él no es el apropiado. ¿Cómo sabes quién es el apropiado si no te equivocas antes? Bueno lo que quería decirte en esta carta es que tu camino, sí, el correcto, está dibujado. ¿Quieres saber donde? Está tallado en este árbol. Digamos que "en lo más alto de la más alta torre". Sube, escala si es lo que ansias o también puedes andar, enmendar tu camino, equivocarte y descubrir por ti sola lo que significa la vida. 
Un estimado saludo,
tu querido Botón Rojo.
PD: Tú eres la única que podrá ayudarte, no necesitas nada más que calmarte y pensar. Eres tan especial que cualquiera querría estar a tu lado, eso recuérdalo siempre.""
¿El Botón Rojo escribe cartas a ella? Hay cosas que sigues sin entender pero llegas a la conclusión de que será una metáfora más. Supongo que será su corazón, o su conciencia.. ¿Quién sabe? Menos es nada, a ti tu interior no te escribe una carta para indicarte tu camino... ¡A todo esto! ¿¡Qué hará la Chica del Botón Rojo? ¿Irá por el camino fácil?...
"¿¡Qué hago!? Doblo la carta y la guardo en uno de los bolsillos de mi desgarrado vestido. Me descalzo el único pie en el que tengo zapato y decidida me dispongo a escalar. Estoy harta de equivocarme, caer y después tener que levantarme con lágrimas en los ojos. Estoy cansada de llorar  y más tarde descubrir que lloraba sin sentido y sin un porqué. Me abrazo a aquel árbol que me resguardó esta noche tan triste. Me abrazo para intentar subir, alzo los brazos y me agarro a una pequeña grieta que me ayuda a impulsarme. Un salto y estoy en camino. Apoyo mis pies intentando frenar la caída. Bueno, no ha sido tan difícil. Llega el siguiente escalón en mi subida a la libertad. Encuentro otra grieta y me dispongo a colocar mi mano izquierda allí. Con otro pequeño empujón subo pero noto como mis pies se rozan con la corteza del árbol. Siento dolor ¿quién dijo que fuera fácil? pero no puedo parar ahora, no puedo rendirme sin conseguir mi mapa. Otra grieta más, otra más y me doy cuenta de que no avanzo, el árbol se hace cada vez más alto, más inalcanzable... Tengo los pies destrozados, llenos de heridas y las manos no se quedan cortas. Quiero abandonar, quiero bajar pero mi interior no me deja. Mis dañadas manos no aguantan más y caigo. Caigo al vacío, en esos tres segundo en el aire me doy cuenta de lo importante que es mi vida, veo todo pasar por mi cabeza. Justo antes de caer al suelo, el sauce crea una especie de cama con sus largas hojas y evita mi caída. Arrepentida de mis actos doy otro abrazo a este gran amigo, esta vez es de amor no volvería a trepar por su largo tronco. Miro hacia mis pies y veo otra carta..."
Suena el teléfono y te despista.. ¿Quién será a estas horas? Dejas el libro en la mesa y te dispones a contestar...



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