Creo verte entre la multitud, me pierdo entre rostros sin nombre, historias sin principio ni final. Me da un vuelco el corazón, se encoge y se frena. En seco. Sin aviso, con dolor y sin anestesia. Te echo de menos.
La razón se vuelve cabezona, un par de palmadas y salgo del bucle. No eres tú, no estás caminando de la mano de otra. No es ella, no eres tú, pero sí soy yo.
Sigo caminando, entre tinieblas, sin conocer rostros, sin distinguir a la gente. Sin encontrarte mientras suspiro en vano.
Te echo de menos.