Déjame quererte.
Tenía claro todo lo que quería, tenía claro todo lo que necesitaba en ese momento. Todo. Todo menos ese final.
Es una pesadilla, te repites, es una pesadilla. En efecto, despiertas y miras el reloj ¡aún faltan cinco minutos para que suene la alarma! Uno de esos días en los que te asomas a la ventana y ves el día tan horrible que se presenta.
Suena la alarma y empieza la mañana; ese gallo despertador no es tan buena idea como pensaste.
Dos minutos, pasan dos minutos desde que sonó y sigues asomada, mirando la gente pasar. Suena el teléfono: "Ey, ¿estás despierta?" tu extraña manera de decir: ¡buenos días, princesa!
Comienza el otoño, el atardecer del año.
Tenía claro todo lo que quería, tenía claro todo lo que necesitaba en ese momento. Todo. Todo menos ese final.
Es una pesadilla, te repites, es una pesadilla. En efecto, despiertas y miras el reloj ¡aún faltan cinco minutos para que suene la alarma! Uno de esos días en los que te asomas a la ventana y ves el día tan horrible que se presenta.
Suena la alarma y empieza la mañana; ese gallo despertador no es tan buena idea como pensaste.
Dos minutos, pasan dos minutos desde que sonó y sigues asomada, mirando la gente pasar. Suena el teléfono: "Ey, ¿estás despierta?" tu extraña manera de decir: ¡buenos días, princesa!
Comienza el otoño, el atardecer del año.