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Veranos que no llegan.

Como todo día gris coso palabras al viento. Enebro mi aguja de plata cada tres sílabas seguidas. Intento unir palabras sin sentido que al leerlas juntas, lo cobren.
Salto por este jardín vacío, evitando las fugaces mariposas que se llevan más de una palabra. Tal vez un "nosotros", tal vez un "te quiero", quizás un "nada es imposible".
Mi falda de volantes hace que me parezca divertido dar vueltas y que el viento haga de las suyas haciéndome creer, por un momento,volar.
Con tanta vuelta, los lunares azules de mi falda en este fondo blanco parecen líneas.
Líneas por las que escribir como son los rastros que dejan las hormigas en el jardín.
Vuelvo a saltar sin poder evitar que otra mariposa haga que desaparezca, esta vez, un "Llévame contigo". Y estas dos palabras hacen que se caigan una detrás de otra todas las que había conseguido hilar. Empieza a llover, para variar. Veo pasar todo este día como si de una película se tratase.
Sentada en el suelo recogiendo una a una todas las palabras que una vez estaban unidas pienso: "tardes perdidas, veranos que no llegan." 



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