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Burbujas

Recuerdo aquellos días grises. Recuerdo hoy esos días en los que la lluvia para mí era un pasatiempo. Quiero controlar todos mis sentimientos desde ahora. Quiero... Quiero sonreír como lo estaba haciendo hasta ahora. Con todas esas fuerzas me puedo permitir tocar el cielo con la yema de mis dedos.
Eres tú, tal vez yo.. Tal vez responsabilidad de los dos.
Déjame sonreír, puede que no vuelvan mis labios a sentir lo que es. Déjame bañarme en esto que llaman amor.
Mientras tanto, me recojo mi rubia melena en un moño, enciendo la radio y me meto en la bañera. Cojo la copa de champan a la vez que me sumerjo en el agua, llena de espuma, llena de burbujas de amor?. ¿Cuánto vas a tardar? 
Me bebo una, dos, tres copas esperando. Lleno un poco más la bañera de agua más caliente mientras vienes pero vuelvo a preguntarme ¿Cuánto más vas a tardar? Mis dedos empiezan a quedarse como pasas. El locutor de la radio da las 9 de la noche. Llevo horas en la bañera, creo que es hora de salir. Demasiado bonito para ser cierto.
Sin ponerme más ropa que mi suave albornoz, me dispongo a bajar para prepararme algo de cena. Me abrocho el albornoz blanco con ese pequeño y único botón rojo, me pongo mis aterciopeladas zapatillas de estar en casa y bajo las escaleras.
Es ese olor a asado el que me hace bajar todo lo rápido que puedo las escaleras. Para mi sorpresa, ahí estás tú, con ese horrible mandil esperando a que bajase.
De repente, descubro que la felicidad existe. Eres tú.

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En un beso infinito más uno.

Ella caminaba sin destino fijo por esa fría ciudad. Enfundada en ese abrigo amarillo, con esos guantes que aunque pequeños son justo de su tamaño y él, en su mente, claro. Mordisquea el cable de los cascos, mira la hora y parece que no pasa el tiempo. Paseos en soledad, sintiéndolo aunque lejos. Aunque efímero fue intenso, esporádico, sin sentido, sincero. Ella, no sabía mucho de matemáticas, tanto que sin mesura amó hasta quedarse sin reservas porque él dijo: "Yo te quiero hasta infinito más uno ¿tú? ¿Cuánto me quieres a mí?" . Pero nunca llegó a tanto, ni ella ni nadie.   Tantas hipótesis que nunca llegaron a ser investigadas, se quedaron en eso... En "y si..", en ayer.

In-felicidad

"Apoyarme en tu pecho, quedarme dormida leyendo un cuento. Oler tu perfume día tras día. Sentir tus suaves manos por mi espalda. Mirarte a los ojos y ver reflejada la felicidad. Costumbres que son difíciles de quitar..."

Días.

Pasan y pasan los días y ahí está ella sentada en aquel sillón que una vez significó tanto. Aquella butaca en la que se fugaron tantos suspiros de amor, tantos que en esa habitación apenas quedaba aire para respirar. Fue por esta razón que todo lo que con tanta delicadeza habían creado los dos se fue, se fue con el cantar de los pájaros dejando una fría mañana de invierno que dudaría hasta el día de hoy. Después de tanto tiempo ya tenía los ojos secos de todas las lágrimas que había derramado, de tantos llantos incontrolados, de tanta vida perdida sin motivo aparente. Pero es ahí cuando ella se da cuenta de lo que realmente significa vivir, de lo que no está ganando por estar lamentándose. ¡Es una idiotez! Abrir los ojos y ver un mundo diferente, lleno de luz y alejado de tanta oscuridad a la que estaba acostumbrada. Alzar la cabeza y darte cuenta de todo lo que te queda por hacer. Un impulso de felicidad hace que su cuerpo parezca que se eleva pero de repente, todo vuelve atrás. La...