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Preguntas sin respuesta

Cuando piensas en escribir unas líneas. Cuando crees estar inspirado. Cuando te has vuelto tan... Ni las palabras salen. Esos días, ese es mi día.
¿Qué tal? Pregunto a mi fiel compañera, la soledad.
¿Cómo te ha ido el día? Vuelvo a preguntar y como todos los días la única respuesta que hallo es el silencio.
¿Qué quieres cenar? Pongo dos platos en esta mesa en la que antes no cenaba sola.Ahora siempre tengo un plato vacío frente a mí. Como todo, vacío.
¿Quieres algo de postre? Pregunto esperando escuchar "hoy serás tú mi postre", pero nada, de nuevo el silencio.
¿Te vas ya a la cama? Marcho a dormir sin haber hecho nada de provecho y antes que ella para no sentirme tan sola.
Y como de costumbre somos tres en mi cama. El silencio, tú y yo. Todo sueño de cualquier hombre, lástima que yo no lo sea.
¿Tienes frío? Pregunto antes de coger la manta, estoy tiritando. Tantos en esta cama y tan poco calor humano.
¿Quieres que te despierte temprano? De sobra sé que en cuanto despierte allí estará, atada a mis pies como una sombra, como mi fiel compañera que es.

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En un beso infinito más uno.

Ella caminaba sin destino fijo por esa fría ciudad. Enfundada en ese abrigo amarillo, con esos guantes que aunque pequeños son justo de su tamaño y él, en su mente, claro. Mordisquea el cable de los cascos, mira la hora y parece que no pasa el tiempo. Paseos en soledad, sintiéndolo aunque lejos. Aunque efímero fue intenso, esporádico, sin sentido, sincero. Ella, no sabía mucho de matemáticas, tanto que sin mesura amó hasta quedarse sin reservas porque él dijo: "Yo te quiero hasta infinito más uno ¿tú? ¿Cuánto me quieres a mí?" . Pero nunca llegó a tanto, ni ella ni nadie.   Tantas hipótesis que nunca llegaron a ser investigadas, se quedaron en eso... En "y si..", en ayer.

In-felicidad

"Apoyarme en tu pecho, quedarme dormida leyendo un cuento. Oler tu perfume día tras día. Sentir tus suaves manos por mi espalda. Mirarte a los ojos y ver reflejada la felicidad. Costumbres que son difíciles de quitar..."

Días.

Pasan y pasan los días y ahí está ella sentada en aquel sillón que una vez significó tanto. Aquella butaca en la que se fugaron tantos suspiros de amor, tantos que en esa habitación apenas quedaba aire para respirar. Fue por esta razón que todo lo que con tanta delicadeza habían creado los dos se fue, se fue con el cantar de los pájaros dejando una fría mañana de invierno que dudaría hasta el día de hoy. Después de tanto tiempo ya tenía los ojos secos de todas las lágrimas que había derramado, de tantos llantos incontrolados, de tanta vida perdida sin motivo aparente. Pero es ahí cuando ella se da cuenta de lo que realmente significa vivir, de lo que no está ganando por estar lamentándose. ¡Es una idiotez! Abrir los ojos y ver un mundo diferente, lleno de luz y alejado de tanta oscuridad a la que estaba acostumbrada. Alzar la cabeza y darte cuenta de todo lo que te queda por hacer. Un impulso de felicidad hace que su cuerpo parezca que se eleva pero de repente, todo vuelve atrás. La...