Coges los libros, la mochila, el ordenador y tu cabeza, todo lo necesario para emprender un día de estudio en la biblioteca. Ah! Se me olvidaba mi fiel compañero sueño de las ocho de la mañana.
Una vez sales a la calle y llega a tus orejas el rumor de esta fría ciudad miras el portal con cara de: "Por favor, déjame volver a mi calentita cama" sin saber que hoy puede ser un día diferente. Tu música intenta llevarte todo lo rápido que permitan tus pies, claro está. Llegas y ahí está, tu cárcel por un día, la biblioteca.
Tu silla y tu mesa de siempre, tus apuntes de otra asignatura sin sentido y él, el chico de siempre. Olvidaba decir que es la razón por la que vas todos los días a la biblioteca, él. Pasan tanto las horas como las páginas y ahí sigue pero tú necesitas al menos descansar un par de minutos de estudiar que no de mirarlo, claro está.
Cuando vuelves encuentras una nota que dice: "Te reto a dejarme ser tu primero y único amor". Ahora recuerdas que mientras estabas estudiando estabas tatareado esa canción de Adele. Sigues leyendo y pone: "El chico de siempre"...