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Mostrando entradas de junio, 2022

Netflix, manta y chocolate caliente

 Lunes al sol, o a la sombra de los pinos. O bajo una manta en el sofá, mientras haces palomitas para ver esa película absurda que te recomienda Netflix. Sí, esa que habla de tonterías, como el amor. Esa que idealiza los besos bajo la lluvia, el abrazo con más planos del cine y que hace que todos sean felices y coman perdices . Odio esas películas, en las que dos desconocidos se acaban enamorando en tan solo una mirada, las odio porque ocurre en la vida real, pero de forma unilateral.  Que la vida se me pasa mientras trato, inútilmente, de esquivarla. Que dos días más, tal vez, no sean dos días menos. Que tu risa me hace falta y vuelve a llegar tarde a mi casa. Que mi nevera sigue vacía, como mi corazón, y sin saber porqué, esperaba que si pasaba el día, perdida como una idiota, en mi cama, tal vez, solo tal vez aparecieras entre mis sábanas. Que tus besos se me clavan como un recuerdo en mi espalda, en mis entrañas, en lo más profundo de mi alma.  Que es raro echar de me...

La canción del verano

 Escribo en un papel todo lo que me pasa por mi mente. Lo borro . Por mi cabeza no deja de repetirse, una y otra vez, tu nombre. En bucle, como la dichosa canción del verano, aparece tu imagen en mi cabeza. Sonriendo, tu pelo rubio y esos ojos verdes.  ¿Por qué eres tan perfecto para mí? Lo pienso. Una y otra vez, me siento cómoda contigo y a la vez somos tan. absoluta y completamente, distintos. No digo solo diferentes, incompatibles. ¿Será verdad lo que los polos opuestos se atraen? Quizá. Una y otra vez, tu nombre en mi cabeza. Y sonrío si pienso en ti y aparece un mensaje tuyo. Como si fuera una señal del destino, me acuerdo de ti y tu nombre aparece en mi pantalla. Como cuando teníamos quince años, ¿recuerdas? Y nos dábamos esos toques  al móvil para recordarte, de manera sutil, estoy pensando en ti .  Y como toda canción del verano, este amor tiene su fecha de caducidad. No sé si llegué a quererte, y me muero de ganas de volver a verte. Pero algo me dice, dentr...

Déjame pensarlo.

Dicen que no deberías probar algo más de veintiún días seguidos porque crea adicción. Esos son, exactamente, los días que llevamos sin vernos. ¿Mañana ya no pensaré en ti? ¿Mañana serás una persona más?  Déjame que lo dude, déjame pensar que lo nuestro es atracción pura desde el día en el que nos vimos. Que tus manos necesitan mi cuerpo, como mis labios necesitan los tuyos.  Quizá nuestra química supera las teorías. Déjame pensarlo.