Qué ironía, me río al pensar en las veces en las que me sentía mal por estar entre tinieblas. Por ser el juguete roto. Qué bonito es el amor, cuando nos ven de lejos.
Qué ironía, me río por no llorar. Por ser todo lo que odié en su momento, por sentirme una extraña en mi propia vida. Por querer ser feliz a base de mentiras. Cada día me envuelvo en una nueva, idas y venidas.
Es curiosa la vida, al escribir estas mentiras pienso en tu pecera. En cómo escribí mi nombre en tu pizarra, pero nadie leía mis notas. Cómo intenté dejar pistas de que existía, pero rápido las borrabas. Como una borrasca que hace desaparecer las pisadas de una manada.
Qué ironía que las palabras "cuando nadie ve" tomen su significado, su peso, su importancia. Pienso en mis piernas sobre las tuyas, en tus brazos rodeándome y en las ganas que tenía de besarte. En las veces que sentía que de verdad había encontrado al amor de mi vida. Tantas que ahora no siento nada, me siento vacía, hueca, sin vida. Tan vacía por dentro y tan aparentemente completa por fuera.
Qué ironía es este circo de mentiras, de gestos vacíos de amor, de ira, de crueldad. Realmente me he convertido en eso que tanto odié, me he convertido en ti.