A veces me siento pequeña. A veces, sólo a veces, respiro lento y pienso, me siento en el botón rojo y miro anochecer.
Me parece tan simple el quitar otra hoja más al calendario y tan complicado lo que significa que no estés aquí.
Quizás sea eso. Doy demasiadas vueltas a las cosas.
De nuevo me encojo y me siento aún más pequeña.
Tan pequeña que con mis lágrimas lleno una taza de café en la que me hundo sin saber nadar.
Miro el rincón en el que están tus fotos, tu abrigo y tus lápices de colores. Me traiciona el subconsciente y creo verte ahí sentado. Me acerco y me siento en ese lápiz amarillo con el que una vez diste color a mi cabello. Tan pequeña que me cuelgan los pies sentada en él.
Por mucho que me engañe, sigues sin estar aquí, otra vez.
Nubes negras aparecen en este cielo de colores grises.
Llueve y de nuevo no estás aquí para salvarme.
Tan pequeña que en mis manos llevo el corazón repleto de recuerdos tuyos.
No hago más que repetir "tan pequeña", tanto que mis gritos son meros murmullos a tus oídos.
Recuerdo el día en el que me pintaste una sonrisa y me pusiste: ¡Eres y serás lo primero que vea al despertar!
¿Dónde quedaron esos días? Llueve y se borran todos los dibujos que un día pintaste para mí.
Tan pequeña que en ese mar de lágrimas me pierdo sin saber nadar.