S, S de silencio, el que queda en mi habitación cuando te marchas. S de soledad, últimamente mi fiel compañera. S de siempre, juramentos que nunca llegan a ser cierto, siempre estaré a tu lado. S de sinceridad, lo poco que creía conocer de ti. No podría olvidar una más, S de sensualidad, la que desprendía tu mirada al verme.
Así podría estar una enésima de segundos más pero llega un momento en que las palabras se acaban como nuestro amor, como nuestra amistad, como todo lo que toco con la yema de mis dedos desde hace un tiempo. Todo y me quedo con nada. Unos lo llaman una mala racha, otros mala suerte, yo no sé con cuál quedarme pero ambas están precedidas por la palabra mala. Sin más, ¿quién tiene más S en su vida?
Así podría estar una enésima de segundos más pero llega un momento en que las palabras se acaban como nuestro amor, como nuestra amistad, como todo lo que toco con la yema de mis dedos desde hace un tiempo. Todo y me quedo con nada. Unos lo llaman una mala racha, otros mala suerte, yo no sé con cuál quedarme pero ambas están precedidas por la palabra mala. Sin más, ¿quién tiene más S en su vida?