Soñar con personas que no conoces y enamorarte en un segundo. Soñar que tienes un oso gigantesco, despertarte, hacer la cama y buscar ese oso misterioso que juras haber visto minutos antes. Sueños que te rompen la realidad, que te trasladan a esa maravillosa ciudad que tanto echas de menos, con su gente, sus lugares tan significativos para ti. Sueños que al abrir los ojos se vuelven pesadillas.
Ella caminaba sin destino fijo por esa fría ciudad. Enfundada en ese abrigo amarillo, con esos guantes que aunque pequeños son justo de su tamaño y él, en su mente, claro. Mordisquea el cable de los cascos, mira la hora y parece que no pasa el tiempo. Paseos en soledad, sintiéndolo aunque lejos. Aunque efímero fue intenso, esporádico, sin sentido, sincero. Ella, no sabía mucho de matemáticas, tanto que sin mesura amó hasta quedarse sin reservas porque él dijo: "Yo te quiero hasta infinito más uno ¿tú? ¿Cuánto me quieres a mí?" . Pero nunca llegó a tanto, ni ella ni nadie. Tantas hipótesis que nunca llegaron a ser investigadas, se quedaron en eso... En "y si..", en ayer.