"Siempre estás cuando me creo derrotada. Eres tan importante para mí en este momento... Sólo me queda decir un Gracias por acompañarme en mi camino, te quiero. Espera, ¿he puesto te quiero? Creo que ver amanecer a tu lado no tiene precio, pasar contigo las mejores horas, minutos, segundos es sin duda un premio de reyes. Una vez más gracias."
Ella caminaba sin destino fijo por esa fría ciudad. Enfundada en ese abrigo amarillo, con esos guantes que aunque pequeños son justo de su tamaño y él, en su mente, claro. Mordisquea el cable de los cascos, mira la hora y parece que no pasa el tiempo. Paseos en soledad, sintiéndolo aunque lejos. Aunque efímero fue intenso, esporádico, sin sentido, sincero. Ella, no sabía mucho de matemáticas, tanto que sin mesura amó hasta quedarse sin reservas porque él dijo: "Yo te quiero hasta infinito más uno ¿tú? ¿Cuánto me quieres a mí?" . Pero nunca llegó a tanto, ni ella ni nadie. Tantas hipótesis que nunca llegaron a ser investigadas, se quedaron en eso... En "y si..", en ayer.