Ir al contenido principal

La distancia exacta

 Puede que no sepa lo que es querer. Que simplemente siga persiguiendo esas cenizas de lo que fuimos. De lo que un día nos dijimos. Le miro, me pierdo con su olor, me sonrojo si me dice cualquier tontería. Le miro y te echo de menos, quiero tus abrazos cuando me fundo en sus ojos. Quiero tus besos cuando me habla. Joder, sí que lo quiero.

Te echo de menos en el cuerpo de otro. Te echo de menos, amor. La soledad está bien, pero ¿no crees que es hora de que vuelvas? Ya ha pasado bastante tiempo, demasiado diría yo. Quisiste visitarme hace un año y no salió como queríamos, me la debes. Te necesito, déjame sentirte de nuevo.

Creo que desde que estaba en el colegio no sentía este "dolor", llamémoslo así, esa intensidad en el corazón cuando paso cerca. Quizá siempre había sido correspondida en cierta medida, o simplemente se me pasaba la "tontería" pronto. Quizá porque esta vez es distinto. ¿Qué clase de imán tiene conmigo? Es su gravedad, tan certera que me atrae incluso a km. Cierro los ojos y te siento tan cerca y a la vez tan lejos, a la distancia exacta. Tres mesas y un pasillo. 


Te echo de menos, vuelve, por favor. Recordemos este verano, como aquel en el que regresaste para quedarte. 



Entradas populares de este blog

En un beso infinito más uno.

Ella caminaba sin destino fijo por esa fría ciudad. Enfundada en ese abrigo amarillo, con esos guantes que aunque pequeños son justo de su tamaño y él, en su mente, claro. Mordisquea el cable de los cascos, mira la hora y parece que no pasa el tiempo. Paseos en soledad, sintiéndolo aunque lejos. Aunque efímero fue intenso, esporádico, sin sentido, sincero. Ella, no sabía mucho de matemáticas, tanto que sin mesura amó hasta quedarse sin reservas porque él dijo: "Yo te quiero hasta infinito más uno ¿tú? ¿Cuánto me quieres a mí?" . Pero nunca llegó a tanto, ni ella ni nadie.   Tantas hipótesis que nunca llegaron a ser investigadas, se quedaron en eso... En "y si..", en ayer.

In-felicidad

"Apoyarme en tu pecho, quedarme dormida leyendo un cuento. Oler tu perfume día tras día. Sentir tus suaves manos por mi espalda. Mirarte a los ojos y ver reflejada la felicidad. Costumbres que son difíciles de quitar..."

Días.

Pasan y pasan los días y ahí está ella sentada en aquel sillón que una vez significó tanto. Aquella butaca en la que se fugaron tantos suspiros de amor, tantos que en esa habitación apenas quedaba aire para respirar. Fue por esta razón que todo lo que con tanta delicadeza habían creado los dos se fue, se fue con el cantar de los pájaros dejando una fría mañana de invierno que dudaría hasta el día de hoy. Después de tanto tiempo ya tenía los ojos secos de todas las lágrimas que había derramado, de tantos llantos incontrolados, de tanta vida perdida sin motivo aparente. Pero es ahí cuando ella se da cuenta de lo que realmente significa vivir, de lo que no está ganando por estar lamentándose. ¡Es una idiotez! Abrir los ojos y ver un mundo diferente, lleno de luz y alejado de tanta oscuridad a la que estaba acostumbrada. Alzar la cabeza y darte cuenta de todo lo que te queda por hacer. Un impulso de felicidad hace que su cuerpo parezca que se eleva pero de repente, todo vuelve atrás. La...