Ir al contenido principal

Cuánto ha pasado

No esperaba volver a verte. No entraba en mis planes esa fría tarde, de ya primavera, volver a cruzarme con tu mirada. No me reconociste, pero yo a ti de lejos. Pasaste por mi lado como si fuera una más entre todos esos extraños. Caminando, sin prisa, mirando hacia delante. Pude olerte mientras te acercabas, pude sentirte sin rozarte. Te echo de menos. No sabía a ciencia cierta cuánto echaba de menos esos rizos.
Había soñado tantas veces con un reencuentro, con unas miradas cruzadas, con el destino caprichoso. Y así fue como, la casualidad quiso que pasara desapercibida a tu lado. Una más del rebaño
Es curioso el hueco que deja una persona, a la que has querido, en tu corazón y como con unos segundos se hace todavía más profundo. 
Veinticuatro segundos, ni uno más ni uno menos. Veinticuatro lágrimas derramadas, veinticuatro sonrisas encerradas, veinticuatro te quieros que se perdieron. 

Y tan pronto como pasaron esos veinticuatro segundos, sin reconocerme, sin girarte hacia una extraña que se perdía en tu mirada, seguí adelante. Con un dolor más profundo, con una sonrisa todavía más imperfecta, pero con la idea más firme de que se puede querer a alguien sin apenas conocerse.

Entradas populares de este blog

En un beso infinito más uno.

Ella caminaba sin destino fijo por esa fría ciudad. Enfundada en ese abrigo amarillo, con esos guantes que aunque pequeños son justo de su tamaño y él, en su mente, claro. Mordisquea el cable de los cascos, mira la hora y parece que no pasa el tiempo. Paseos en soledad, sintiéndolo aunque lejos. Aunque efímero fue intenso, esporádico, sin sentido, sincero. Ella, no sabía mucho de matemáticas, tanto que sin mesura amó hasta quedarse sin reservas porque él dijo: "Yo te quiero hasta infinito más uno ¿tú? ¿Cuánto me quieres a mí?" . Pero nunca llegó a tanto, ni ella ni nadie.   Tantas hipótesis que nunca llegaron a ser investigadas, se quedaron en eso... En "y si..", en ayer.

In-felicidad

"Apoyarme en tu pecho, quedarme dormida leyendo un cuento. Oler tu perfume día tras día. Sentir tus suaves manos por mi espalda. Mirarte a los ojos y ver reflejada la felicidad. Costumbres que son difíciles de quitar..."

Días.

Pasan y pasan los días y ahí está ella sentada en aquel sillón que una vez significó tanto. Aquella butaca en la que se fugaron tantos suspiros de amor, tantos que en esa habitación apenas quedaba aire para respirar. Fue por esta razón que todo lo que con tanta delicadeza habían creado los dos se fue, se fue con el cantar de los pájaros dejando una fría mañana de invierno que dudaría hasta el día de hoy. Después de tanto tiempo ya tenía los ojos secos de todas las lágrimas que había derramado, de tantos llantos incontrolados, de tanta vida perdida sin motivo aparente. Pero es ahí cuando ella se da cuenta de lo que realmente significa vivir, de lo que no está ganando por estar lamentándose. ¡Es una idiotez! Abrir los ojos y ver un mundo diferente, lleno de luz y alejado de tanta oscuridad a la que estaba acostumbrada. Alzar la cabeza y darte cuenta de todo lo que te queda por hacer. Un impulso de felicidad hace que su cuerpo parezca que se eleva pero de repente, todo vuelve atrás. La...