Entrelazados, sumisos los besos que nos damos. Ansia por llegar al final, sin disfrutar que es lo que vendrá. Bailemos, sin pensar en si vamos a pisarnos los pies. ¿Y si es así? Qué más da. Disfrutar es lo que cuenta.
Qué fácil decirlo, que difícil llegar a ello.
Es tu forma de mirarme, o de decirme que nos demos un tiempo mientras te vistes. No sé si te echo de menos, no sé si realmente quiero hacerlo. Eres frío, yo soy demasiado intensa. Tal vez porque hacía tiempo que no sentía mariposas, tal vez porque no me conoces, tal vez porque no te conozca. ¿Nos damos un tiempo? ¿Me escribirás mañana diciendo que me extrañas? ¿Que te hacen falta mis besos?
Te echo de menos y estás a cinco metros, ¿Qué tiempo ni tiempo? Si lo que quiero es perderme entre tus brazos, reírme a carcajadas y estrujarte con mis manos. ¿Qué tiempo ni tiempo? Si lo único que espero es despertarme a tu lado. Y si no piensas así, ¿qué tiempo ni tiempo? Es mejor despedirse.