La primavera la sangre altera. De tal manera que todo va y viene, y en parte se detiene.
Echo la vista atrás y jamás me he enamorado en primavera, ¿qué tendrá el otoño? ¿Qué tendrán los dieciséis años? ¿Y los veintiuno?
Ahora estamos totalmente comunicados, acostumbrados a hablar a través de una pantalla, ¿dónde quedaron las llamadas? Las mariposas que revolotean tu estómago al sentir que el movil sonaba. Las horas estratégicas para sacarte un te quiero, fugaz, entre las horas libres. Qué ganas de querer volar sin saber si quiera andar. Paciencia, pequeña, paciencia.
Estoy enamorada, sí. De mí misma,de mi sentido de humor absurdo, de mis manías (que son muchas), de mi forma de pensar, de mi patosidad... Sí, no estoy enamorada de nadie más pero creo que las mariposas han vuelto a mi estómago. Esta vez para quedarse.