Ir al contenido principal

Alguien cómo tú

Esa noche, él estaba intranquilo, sentado en su cama con la mirada perdida. Dando vueltas de un lado hacia otro. Mirando una y otra vez el teléfono, sin saber cómo empezar esa conversación. Sin saber cómo decirle que con tan sólo un par de horas, había encontrado a la chica perfecta.
Esa noche, ella estaba en casa, sin saber lo que un par de horas más tarde podía pasar.

Él decidió que merecía la pena intentarlo.
Ella llevaba soñando con su príncipe azul toda la vida, lo tenía asumido, era demasiado exigente y perfeccionista consigo misma. Jamás lo conseguiría, y llegó ese mensaje. Asustada y a la vez sonrojada, no dejaba de mirar el teléfono. Suspiros de fresa.
¿Dudas? Muchas. ¿Miedo? Más aún.
Pasó un mes, y ella seguía teniendo por igual proporción miedo y dudas. Él no desistió, merecía la pena intentarlo, se repetía una y otra vez, lo conseguiré.

Pero una noche, sin conocerlo apenas, se perdió en esos intensos ojos marrones y aún no ha sido capaz de escapar de ellos.
Ahora cada noche, sólo piensa en lo maravilloso que es tener alguien como él, a su lado.
Ahora cada noche, sólo piensa en volver atrás y poder aprovechar esos veintisiete días extra con él.

Muchos lo llamaron suerte, casualidad o locura, ellos lo llaman perfección.

Entradas populares de este blog

En un beso infinito más uno.

Ella caminaba sin destino fijo por esa fría ciudad. Enfundada en ese abrigo amarillo, con esos guantes que aunque pequeños son justo de su tamaño y él, en su mente, claro. Mordisquea el cable de los cascos, mira la hora y parece que no pasa el tiempo. Paseos en soledad, sintiéndolo aunque lejos. Aunque efímero fue intenso, esporádico, sin sentido, sincero. Ella, no sabía mucho de matemáticas, tanto que sin mesura amó hasta quedarse sin reservas porque él dijo: "Yo te quiero hasta infinito más uno ¿tú? ¿Cuánto me quieres a mí?" . Pero nunca llegó a tanto, ni ella ni nadie.   Tantas hipótesis que nunca llegaron a ser investigadas, se quedaron en eso... En "y si..", en ayer.

In-felicidad

"Apoyarme en tu pecho, quedarme dormida leyendo un cuento. Oler tu perfume día tras día. Sentir tus suaves manos por mi espalda. Mirarte a los ojos y ver reflejada la felicidad. Costumbres que son difíciles de quitar..."

Días.

Pasan y pasan los días y ahí está ella sentada en aquel sillón que una vez significó tanto. Aquella butaca en la que se fugaron tantos suspiros de amor, tantos que en esa habitación apenas quedaba aire para respirar. Fue por esta razón que todo lo que con tanta delicadeza habían creado los dos se fue, se fue con el cantar de los pájaros dejando una fría mañana de invierno que dudaría hasta el día de hoy. Después de tanto tiempo ya tenía los ojos secos de todas las lágrimas que había derramado, de tantos llantos incontrolados, de tanta vida perdida sin motivo aparente. Pero es ahí cuando ella se da cuenta de lo que realmente significa vivir, de lo que no está ganando por estar lamentándose. ¡Es una idiotez! Abrir los ojos y ver un mundo diferente, lleno de luz y alejado de tanta oscuridad a la que estaba acostumbrada. Alzar la cabeza y darte cuenta de todo lo que te queda por hacer. Un impulso de felicidad hace que su cuerpo parezca que se eleva pero de repente, todo vuelve atrás. La...