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Juegos de ventana

Los días negros deberían desaparecer con la llegada de la primavera.
Me encanta sentarme en el sofá, con una taza de café caliente y mirar a través de las cortinas. Me pregunto qué hará la gente en un día tan gris por la calle y juego a inventar historias. ¿Juegas conmigo? ¡Comencemos!
Veo un señor corriendo con su paraguas dado la vuelta, abrigo largo y zapatos negros. Veo una señora con bolsas en su mano andando lo más rápido que puede. Por último veo un chico andando despacio, dejando que la lluvia caiga encima de su cara. Ese es el elegido de hoy.

"La mañana no ha empezado bien, se ha despertado tarde, el calentador decidió a media ducha dejar de funcionar. No, definitivamente, no ha sido el mejor día. Mmmm ¿estudia? Sí. Ha llegado tarde a clase, después de veinte minutos recuerda que olvidó conectar Internet "otra discusión con ella, seguro" piensa. ¿Un nombre? Venga, ayúdame. Clara, su novia, tiene una pequeña obsesión con los buenos días, los que aproveche, los qué haces, qué estás haciendo que no contestas, te he visto conectado, las buenas tardes, las buenas noches... Y así en bucle, agobiado decide no conectar Internet hoy. Atiende en clase, toma apuntes y vuelve a casa. Y empieza a llover, decide salir a la calle, siente miedo ante los cambios pero quiere recordar porqué se enamoró de ella, quiere volver a sentirse como aquella vez, como aquel primer tímido beso bajo la lluvia. Se lanza a la calle corriendo, se detiene en medio de la carretera y gira con los ojos cerrados. Un peligro, pero no dura demasiado, el tráfico le llama la atención. Se sienta en un banco, la gente le mira raro y de repente se da cuenta, alguien le observa atenta desde una ventana. En ese mismo momento, recibe un mensaje: "Lo sé, a veces me paso demasiado, pero no quiero estar otro día más sin saber de ti. Te quiero.". Sonríe, mira hacia la ventana y desapareció, la Chica de la ventana no está. Vuelve a casa y llama a Clara, todo es como fue, como tenía que haber sido."

¿Qué te ha parecido? ¿Te gusta? Ahora te toca a ti.

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En un beso infinito más uno.

Ella caminaba sin destino fijo por esa fría ciudad. Enfundada en ese abrigo amarillo, con esos guantes que aunque pequeños son justo de su tamaño y él, en su mente, claro. Mordisquea el cable de los cascos, mira la hora y parece que no pasa el tiempo. Paseos en soledad, sintiéndolo aunque lejos. Aunque efímero fue intenso, esporádico, sin sentido, sincero. Ella, no sabía mucho de matemáticas, tanto que sin mesura amó hasta quedarse sin reservas porque él dijo: "Yo te quiero hasta infinito más uno ¿tú? ¿Cuánto me quieres a mí?" . Pero nunca llegó a tanto, ni ella ni nadie.   Tantas hipótesis que nunca llegaron a ser investigadas, se quedaron en eso... En "y si..", en ayer.

Días.

Pasan y pasan los días y ahí está ella sentada en aquel sillón que una vez significó tanto. Aquella butaca en la que se fugaron tantos suspiros de amor, tantos que en esa habitación apenas quedaba aire para respirar. Fue por esta razón que todo lo que con tanta delicadeza habían creado los dos se fue, se fue con el cantar de los pájaros dejando una fría mañana de invierno que dudaría hasta el día de hoy. Después de tanto tiempo ya tenía los ojos secos de todas las lágrimas que había derramado, de tantos llantos incontrolados, de tanta vida perdida sin motivo aparente. Pero es ahí cuando ella se da cuenta de lo que realmente significa vivir, de lo que no está ganando por estar lamentándose. ¡Es una idiotez! Abrir los ojos y ver un mundo diferente, lleno de luz y alejado de tanta oscuridad a la que estaba acostumbrada. Alzar la cabeza y darte cuenta de todo lo que te queda por hacer. Un impulso de felicidad hace que su cuerpo parezca que se eleva pero de repente, todo vuelve atrás. La...

Un incendio en su interior

Una noche gris llena de dudas, de incomprensión... No era muy tarde cuando sus ojos verdes comenzaron a llorar. Se sentía sola, por un momento logró comprenderlo pero, al segundo, llegó la primera lágrima, la segunda pero no la última... Ella miraba esa taza de té caliente que tenía entre sus pequeñas manos, esperaba una respuesta que nunca llegaba. Todo encajaba a la perfección. Las personas son complejas, pero más lo es, todo lo que concierne a las relaciones entre ellas. Cuando esa chispa se agota... Cuando esa chispa se agota no queda nada. Nada más que lamentar no haberlo vivido con más intensidad. Sólo queda el resentimiento y las preguntas sin respuestas. El té mágico con sus vapores hace que las lágrimas vayan cesando. Ella le echa de menos, no puede evitarlo pero... ¿Donde quedó esa chispa? Se apagó el incendio que hace un tiempo se inició en su interior.