Recortó palabra tras palabra de todos los libros que tenía a mano, formando una historia. La historia más bonita mejor escrita. Estaba claro, esta era suya. Su historia, simple y sincera.
Así mismo, introdujo la carta en el sobre y con el sello de sus labios lo metió al buzón y esperó.
Esperó y esperó una respuesta a esa carta. Esperó viendo como las hojas de aquellos libros recortados se quedaban amarillas. Como cada uno de los sellos estampados en esos sobres vacíos iban desapareciendo.
Esperó hasta que un día una carta llegó al buzón, el mismo día que tiró cada uno de los sobres que guardaba esperando el momento.
Impaciente y a la vez asustada abrió el sobre y en él, una carta similar a la suya que decía:
"Querida señorita, o como firmas tu carta, Chica del Botón Rojo.
Me gustaría que supieras que todo este tiempo he meditado mi respuesta. He intentando conseguir todas las palabras suficientes para decir que tu carta ha sido lo mejor que me ha ocurrido en mucho tiempo. Cuando llegó tu carta pensé: ¡Qué locura!. Guardé tu carta en el cajón y a los pocos días empecé con la respuesta que como sabes, la tienes en las manos.
Es maravilloso ver como queda gente que, desinteresadamente, con una pequeña historia manda ánimos en estos tiempos que nos tocan pasar.
Muchas gracias por esa sonrisa, por esas ganas de vivir y de seguir adelante. Muchas gracias porque, sin saberlo, has conseguido que me levente de esta silla y consiga luchar contra pronóstico.
Mientras leas esta carta, tan sólo quiero que sepas que has sido ese empujón que necesitaba para volver a ser quien era. Pare verme, de nuevo, guapa ante el espejo, para pensar que detrás de todas estas lágrimas sigue estando esa chica maravillosa que hace unos meses era.
Por último espero que esta carta llegue a tiempo, al mismo al que llegó la tuya a mis manos."
Y sin saberlo aquel día dio ese empujón que necesitaba esa persona, y sin saberlo consiguió que una vez más, una persona más plantase cara, al menos por un día, a aquella enfermedad innombrable.
Hoy mi entrada va por este día. Porque cada vez sean más las sonrisas y menos las lágrimas.
Para que cada vez sean más los abrazos y menos las faltas por esta enfermedad. A todos ellos, mucho ánimo, mucha fuerza y sobre todo que jamás pierdan su sonrisa.
Así mismo, introdujo la carta en el sobre y con el sello de sus labios lo metió al buzón y esperó.
Esperó y esperó una respuesta a esa carta. Esperó viendo como las hojas de aquellos libros recortados se quedaban amarillas. Como cada uno de los sellos estampados en esos sobres vacíos iban desapareciendo.
Esperó hasta que un día una carta llegó al buzón, el mismo día que tiró cada uno de los sobres que guardaba esperando el momento.
Impaciente y a la vez asustada abrió el sobre y en él, una carta similar a la suya que decía:
"Querida señorita, o como firmas tu carta, Chica del Botón Rojo.
Me gustaría que supieras que todo este tiempo he meditado mi respuesta. He intentando conseguir todas las palabras suficientes para decir que tu carta ha sido lo mejor que me ha ocurrido en mucho tiempo. Cuando llegó tu carta pensé: ¡Qué locura!. Guardé tu carta en el cajón y a los pocos días empecé con la respuesta que como sabes, la tienes en las manos.
Es maravilloso ver como queda gente que, desinteresadamente, con una pequeña historia manda ánimos en estos tiempos que nos tocan pasar.
Muchas gracias por esa sonrisa, por esas ganas de vivir y de seguir adelante. Muchas gracias porque, sin saberlo, has conseguido que me levente de esta silla y consiga luchar contra pronóstico.
Mientras leas esta carta, tan sólo quiero que sepas que has sido ese empujón que necesitaba para volver a ser quien era. Pare verme, de nuevo, guapa ante el espejo, para pensar que detrás de todas estas lágrimas sigue estando esa chica maravillosa que hace unos meses era.
Por último espero que esta carta llegue a tiempo, al mismo al que llegó la tuya a mis manos."
Y sin saberlo aquel día dio ese empujón que necesitaba esa persona, y sin saberlo consiguió que una vez más, una persona más plantase cara, al menos por un día, a aquella enfermedad innombrable.
Hoy mi entrada va por este día. Porque cada vez sean más las sonrisas y menos las lágrimas.
Para que cada vez sean más los abrazos y menos las faltas por esta enfermedad. A todos ellos, mucho ánimo, mucha fuerza y sobre todo que jamás pierdan su sonrisa.