Volvemos de un día sin más, ni bueno ni malo, ni maravilloso ni pésimo, sin más un día como otro cualquiera. Sí, monótono también. Tampoco hay mucho que hacer por aquí, las horas pasan, los días se van y vuelven sin cambio alguno salvo algún tropezón contigo o alguna sonrisa que sin pensarlo se posó en mis labios, pero poco más, simplemente es un yo, yo, yo y tal vez un vosotros, pero nunca un tú y yo. A veces triste, otras simplemente aburrido, eso si eres pesimista (mi caso) pero si tienes algo más de optimismo que yo puedes pensar "¿Será hoy el día? ¿Te veré hoy? ¿Daremos un paseo, me cogerás de la mano y dirás que me echabas de menos sin conocerme?". Yo personalmente prefiero pensar que mis días son aburridos, monótonos, simplones por eso el día que pasa algo extraordinario no lo estoy esperando, simplemente ocurre como el día que te conocí. No creo en dioses ni religiones, pero quizás confíe en el destino, en mi amuleto, (sí, él, el botón rojo) y sin duda no se ha equivocado. Lo que quiero decir es que no porque mis días sean aburridos y simplones no sonrío, no salgo y exploro mundo ¡por supuesto! También debía, siempre voy buscando algún camino que me diga "Ey te estás equivocando, tu vida es más interesante de lo que pensabas" de momento la única vía de escape que he encontrado eres tú, ahora sólo queda que tú también sigas mi camino.
Ella caminaba sin destino fijo por esa fría ciudad. Enfundada en ese abrigo amarillo, con esos guantes que aunque pequeños son justo de su tamaño y él, en su mente, claro. Mordisquea el cable de los cascos, mira la hora y parece que no pasa el tiempo. Paseos en soledad, sintiéndolo aunque lejos. Aunque efímero fue intenso, esporádico, sin sentido, sincero. Ella, no sabía mucho de matemáticas, tanto que sin mesura amó hasta quedarse sin reservas porque él dijo: "Yo te quiero hasta infinito más uno ¿tú? ¿Cuánto me quieres a mí?" . Pero nunca llegó a tanto, ni ella ni nadie. Tantas hipótesis que nunca llegaron a ser investigadas, se quedaron en eso... En "y si..", en ayer.