Cuento los minutos que llevo desde la última vez que comprobé si me habías escrito. Los cuento como si hubiesen pasado millones de años. Es un logro, poco a poco irás desapareciendo. ¡Gracias! Soy capaz de comprender todo el daño que me hago a mi misma al pensar de nuevo en ti, en recordar tu voz, en sentir tus suspiros a mi lado. En buscarte al despertar. Se acabó. Esta vez todo ha cambiado; estoy triste pero me siento segura. Es todo gris verdoso; donde hay gris no es todo negro, y si es verdoso hay esperanza. Tal vez me pudo la curiosidad, abriera la dichosa caja de Pandora y todos saliese al exterior; mi mal humor al despertar, las peleas de la tarde, los celos, enfados y riñas tontas pero lo pienso, por algo nací el día de la esperanza. Porque será lo último que pierda. Eres y has sido mi inspiración, mi ritmo de vida, mi pilar fundamental pero este tiempo me hizo recordar que soy valiente, soy fuerte si me lo propongo, que adoro sentirme tal y como soy...
Como filosofía de vida tengo la frase "coqueta a ratos, croqueta siempre". Vivo atada a un recuerdo que cosí a un pequeño botón rojo. Escribo cosas sin sentido, sin motivo y sin razón. O tal vez no.