La casualidad quiso jugar con nosotros. Fueron apenas veinte segundos, de preguntas sin respuesta, de palabras sin sentido. Pero tú no me reconociste. Han pasado más de diez veranos sin escucharte y me alteraste el corazón como la primera vez. No recordaba que existieses en la agenda de mi corazón, dudaba de mi misma al escucharte hablar pero eras tú. Corretean por mi mente tantos sentimientos que me hacen vibrar, sentirme viva y quizá querer desaparecer. Es cierto que imaginaba una vida a tu lado, pero nunca pensé en ello de forma posible. Fuiste mi primer gran amor y la casualidad quiso cruzarte en mi camino, de nuevo, un viernes por la noche. Sigo esperando su efecto, su sentido. Lo tendrá.
Como filosofía de vida tengo la frase "coqueta a ratos, croqueta siempre". Vivo atada a un recuerdo que cosí a un pequeño botón rojo. Escribo cosas sin sentido, sin motivo y sin razón. O tal vez no.