Fue la casualidad vestida con aroma de Café con Canela. Fue ella la que nos guió el uno al otro, y en cuatro segundos me enamoré. Mi mirada, tu risa, mi miedo a dar un paso más, el roce de tus dedos en mi mejilla, las ganas de perderme en un beso. Y llegó el día en el que sin pensarlo, en la mayor intimidad me hiciste conocer lo que era la felicidad. Puse mis cartas sobre la mesa, la mayor jugada hasta el momento. Son esos años que han pasado, los que me inquietan a pensar que jamás será otro el que invada de felicidad mis noches, mis días, mi vida. Porque en el fondo, eres tú tomando un café con canela.
Como filosofía de vida tengo la frase "coqueta a ratos, croqueta siempre". Vivo atada a un recuerdo que cosí a un pequeño botón rojo. Escribo cosas sin sentido, sin motivo y sin razón. O tal vez no.